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Día del Maestro 2017

Palabras pronunciadas el pasado 12 de mayo, por el Secretario General de la UNAM, Dr. Leonardo Lomelí Vanegas, en la ceremonia de entrega del Reconocimiento al Mérito Universitario al personal académico con 50 años de antigüedad e investidura a Profesores e Investigadores Eméritos nombrados por el Honorable Consejo Universitario:

La Universidad Nacional Autónoma de México rinde homenaje el día de hoy a los miembros de su personal académico, representados en esta ceremonia por quienes recibieron en el último año la distinción de profesores o investigadores eméritos por parte del Consejo Universitario y por quienes cumplieron en ese mismo lapso cincuenta años de servicios académicos. Se trata de un grupo representativo de las áreas de conocimiento que se cultivan en nuestra Universidad, en el que encontramos notables ejemplos del cabal cumplimiento de las tres funciones sustantivas que establece nuestra Ley Orgánica: la docencia, la investigación y la difusión de la cultura. Se trata también de un grupo selecto de académicos que han formado a muchas generaciones de universitarios en los distintos niveles educativos que se imparten en nuestras aulas. A todos ellos, nuestro más sincero agradecimiento por la dedicación con la que han cumplido las tareas que la Universidad les ha encomendado y por su contribución a mantener y acrecentar los valores que dan sentido a nuestra institución.

Las Universidades son instituciones complejas, en las que siempre se presentan tensiones entre la tradición y la modernidad. Somos depositarios del saber acumulado por las generaciones anteriores y al mismo tiempo estamos recreando esos mismos saberes, cuestionando verdades que se consideraban absolutas, redefiniendo las fronteras del conocimiento, desarrollando nuevas líneas de investigación y creando nuevos programas académicos. Tenemos una identidad anclada en nuestra historia y al mismo tiempo estamos abiertos a la evolución del conocimiento universal y comprometidos con la búsqueda incansable de soluciones a los problemas que aquejan a la sociedad a la que nos debemos como Universidad pública y gratuita. Perseveramos en nuestra vocación latinoamericanista, representada en nuestro propio escudo, al tiempo que diversificamos nuestras relaciones académicas con universidades de todos los continentes. Somos una Universidad grande no solo por el tamaño de su población escolar o su presencia en diversos lugares de México y el extranjero, sino por la trascendencia de sus contribuciones al saber universal y al desarrollo nacional. Somos una Universidad con campus abiertos, que no está a salvo de la violencia y el debilitamiento del tejido social que afectan a nuestro país, pero que asume el reto, con su Rector al frente, de redoblar esfuerzos para garantizar la seguridad de los miembros de nuestra comunidad y de quienes nos visitan. No eludimos los problemas, los enfrentamos con determinación y transparencia. Tenemos la convicción de que la Universidad podrá resolverlos, de la misma manera que ha podido superar otras situaciones difíciles a lo largo de su historia.

Somos una Universidad que enfrenta la coyuntura y se prepara para el futuro. Por instrucciones del Rector Enrique Graue se organizaron trece foros que se están desarrollando en estas semanas para reflexionar sobre la situación que enfrenta nuestro país a partir del cambio de gobierno en los Estados Unidos, en temas prioritarios para la nación. A la par que se responde con análisis y propuestas ante un contexto nacional e internacional adverso y desafiante, la UNAM persevera en la aplicación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y del aprendizaje y el conocimiento a la modernización de sus procesos educativos. Sabemos que la modernización de nuestra infraestructura debe ir de la mano de la producción de contenidos y el diseño de modelos educativos que permitan consolidar nuestra oferta educativa en línea y apoyar las modalidades de educación presencial y abierta. La reorganización administrativa con la que se inició este rectorado ha fortalecido la capacidad institucional para mejorar el desempeño escolar y la productividad académica, creando los instrumentos para impulsar el desarrollo educativo y la innovación curricular y perfeccionar nuestros mecanismos de evaluación y planeación.

La UNAM continúa con el desarrollo de nuevas escuelas y centros de investigación para hacer frente a las necesidades del país. En el último año el Consejo Universitario aprobó la conversión del Programa Universitario de Estudios de Género en el Centro de Investigaciones y Estudios de Género y la creación a partir del Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras de la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción. Nuestros cuerpos colegiados analizan la creación de nuevas entidades académicas para diversificar nuestra oferta educativa y la adecuación del Reglamento General de Estudios de Posgrado.

Estos esfuerzos no serían viables si no contáramos con un personal académico calificado y experimentado, que constituye sin lugar a dudas la principal riqueza de nuestra Universidad. Por eso la ceremonia del día del maestro nos da la oportunidad de reflexionar sobre la importancia de las funciones sustantivas que se realizan en nuestra institución y en particular, de la docencia. En el personal académico que cumple 50 años de servicios a la institución, la Universidad reconoce el compromiso que a lo largo de medio siglo han asumido con la institución y con las cincuenta generaciones de alumnos que han pasado por sus aulas o laboratorios. Han ejercido la docencia, la investigación y la difusión en cincuenta años a lo largo de los cuales México y el mundo han vivido muchas transformaciones. Desde los años de crecimiento de la segunda posguerra hasta la intensificación de la globalización económica, para llegar a un presente en el que el proteccionismo parece estar de regreso. Desde el desarrollo estabilizador al período de lento crecimiento con estabilidad relativa de precios que caracteriza el presente, pasando por las crisis de los años setenta, ochenta y noventa y la gran recesión que afectó a México y al mundo hace casi una década.

En estos años la Universidad creció aceleradamente. Se crearon el Colegio de Ciencias y Humanidades, las Escuelas Nacionales de Estudios Profesionales, hoy Facultades de Estudios Superiores de Acatlán, Aragón, Cuautitlán, Iztacala y Zaragoza, el Sistema de Universidad Abierta que décadas después incorporó la modalidad de Educación a Distancia, la ciudad de la investigación científica y la ciudad de la investigación en humanidades, nuevos institutos y centros en ambos subsistemas, así como la Coordinación de Difusión Cultural, el Centro Cultural Universitario, los campus de Morelos, Morelia y Juriquilla, se descentralizó la investigación a todas las entidades de la federación y más recientemente, se crearon las Escuelas Nacionales de Estudios Superiores Unidades León y Morelia. Pertenecen también a la generación de profesores que vivió en la Universidad los lamentables acontecimientos de 1968 y 1971, los movimientos sindicales de los años setenta, los movimientos estudiantiles de 1986 y 1999 y la declaratoria, en 2007, del Campus Central de la Ciudad Universitaria como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sus vidas son parte de la historia de la Universidad y la UNAM ha logrado salir adelante y consolidar su prestigio gracias al esfuerzo y dedicación de ustedes. Los problemas del país no han detenido el desarrollo de la Universidad, por el contrario, han convocado a los universitarios a aportar propuestas para tratar de resolverlos.

De los profesores e investigadores eméritos que hoy recibirán sus insignias escucharemos más adelante las semblanzas que acreditan sus contribuciones excepcionales en la docencia, investigación y difusión de la cultura que fueron valoradas por las comisiones de Trabajo Académico y del Mérito Universitario antes de proponer al pleno que les fuera conferida esta honrosa distinción. Se trata de trayectorias académicas que hacen de cada uno de ellos referentes para sus comunidades y para el conjunto de la Universidad. Sirva este espacio para reiterarles el reconocimiento y la gratitud de los universitarios por haber alcanzado la excelencia en el cumplimiento de sus funciones académicas.

Honrar a los profesores que nos han formado y que le han dado a nuestra Universidad el indiscutible prestigio que tiene dentro y fuera de nuestro país es un acto de justicia, de gratitud, pero también es un compromiso con el futuro. Al reconocer trayectorias ejemplares, enviamos también un mensaje a las nuevas generaciones, que deberán enfrentar viejos y nuevos problemas, contextos distintos, problemáticas emergentes, nuevas revoluciones científicas y tecnológicas, pero que cuentan en el ejemplo de los profesores e investigadores universitarios que han dedicado lo mejor de sus vidas a la UNAM con un gran ejemplo que estoy seguro que les dará la fuerza para que gracias a su trabajo, su compromiso y su dedicación, sigamos siendo la Universidad de la Nación. Felicitaciones a todos por la labor que realizan cotidianamente.

“Por mi raza hablará el espíritu”

Leer nota de Gaceta UNAM